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sábado, 22 de agosto de 2015

La pesca del black bass con ranas

Se aproxima (quizás ya estemos inmersos en ella), una de las mejores épocas del año para pescar con ranas. Quizá, una de las formas de pescar más apasionantes que conozco. Una técnica, además, que casi no entiende de peces pequeños, al menos desde mi experiencia.

No dudo que sea una técnica que haga levantar peces todo el año, pero en mi caso, es a finales de verano y ya inmersos en pleno otoño cuando mejores capturas y más picadas produce la pesca con esta imitación del saltarín anfibio.









Y no soy ningún experto en la materia, desde luego. Además, he tenido la ocasión de pescar con muy pocas imitaciones de ranas. Como digo, es un señuelo que uso casi exclusivamente en esta época, y durante las jornadas no son tampoco excesivos los lances que le dedico, a no ser que la jornada se torne puramente ‘ranera’. Ahora pasaré a explicar cuándo y cómo me gusta pescar con ranas.

Como casi todos los señuelos de superficie, las ranas suelen funcionar mejor con la salida o la puesta del sol. Es a última hora de la tarde cuando más tiempo le dedico. Aún así, algunas de mis mejores capturas con este señuelo se han producido en plena tarde. Me gusta pescar con las ranas, sobre todo, en los algueros: son el sitio ideal. Pasándolas por encima de lo más tupido, las puntas, o por los pasillos que forman las algas. Casi siempre a toda velocidad. Las puntas de los árboles o la base de un gran tronco son otro de los sitios idóneos para pasear este señuelo, incluso llegando a golpear la madera. La mayoría de picadas, en mi caso, se han producido por pura reacción.


Si hay una imitación de rana que me tiene completamente ganado, esa es la Basirisky de DEPS. Y no puede ser más simple, pero ese danzar de las patitas a toda velocidad los vuelve locos. Es mi rana por antonomasia, aunque este año me he hecho con una tipo popper, para alguna ocasión que procure ser más paciente.
La Basirisky me ha funcionado casi siempre mucho mejor recogida a toda velocidad, y casi siempre los días nublados y con mucho viento han sido los mejores para su desempeño. Aún así, también me ha dado algún que otro pez dejándola completamente parada.



Suele ser, además, un señuelo muy selectivo, ya que es un bocado demasiado contundente para los pequeñajos y supone un gran aporte de energía para los grandes basses.

Me gusta usarla en momentos de mucha actividad, para seleccionar grandes peces, y también en esos ratos en los que no se mueve un pez en el escenario: es en ese momento cuando cojo la rana y la lanzo cuantas más veces mejor por las zonas que creo pueden albergar un gran pez. Ese danzar sinuoso de una gran rana puede desencadenar la picada de un pez apático. Esto puede sonar a contradicción pero, ¿qué en la pesca del bass no lo es?




Las ranas de vinilo son otra de las imitaciones a tener muy en cuenta para pescar algo más lento con este anfibio. Son una de mis asignaturas pendientes, aunque ya me hayan dado peces, no he logrado sacarles ninguno gordo de verdad.

Hablando del equipo a emplear, me gusta pescar con una caña larga. Yo en concreto empleo una 7´6 Heavy. El sedal es primordial aquí. Lo idóneo para mi gusto sería emplear un trenzado, aunque yo ahora uso un fluorocarbono de 20 lb. Mucha gente detesta o no confía en el uso de ranas como la Basirisky por su dificultad para clavar, dicen. Con el uso de este tipo de ranas es conveniente, aunque es complicado, aguantar a que el pez tome bien el señuelo e incluso logré darse la vuelta. Luego, la caña, el hilo, y el poderoso anzuelo harán el resto. Aunque la adrenalina de ese momento de explosión en superficie nos juegue a veces malas pasadas.

Os animo a probar la pesca en superficie con ranas, aunque solo sea por la brutalidad de los ataques.
Adjunto un vídeo de algunas picadas a la Basirisky Hard Belly. Son todas de la misma tarde. La primera postura es un árbol que asomaba mínimamente, y que abergaba también algas: ahí el pez engulló la rana después de bastantes lances por las cercanías del árbol. La segunda picada es una de las más comunes, atravesando la fila de algas a toda velocidad y tomando el señuelo justo al rebasarlas. En la última picada el pez toma el señuelo completamente parado en lo más tupido del alguero. Aquel día me dejé la caña heavy de casting en casa y tuve que acoplar una de spinning al carrete de casting con trenzado. Esa última captura tuve que sacarla con las manos, al quedarse trabada en las algas: una situación que sucede a menudo y para la que aconsejo no destensar nunca la línea y acudir lo más rápido posible a las algas para meter el brazo a por nuestro pez.
Espero que todas estas letras y el vídeo puedan ser mínimamente instructivos para alguien.




miércoles, 12 de agosto de 2015

Que descansen

Esta semana no habrá pesca. Este fin de semana queda para otras tareas.
El recuerdo de mi última salida no es demasiado bueno. Fue un día complicado, la mañana comenzó bien con dos buenos peces. Ambos costaron muchos lances a una misma zona y tener que cambiar varias veces de señuelo. La paciencia fue, como casi siempre, el factor clave, y el jig el mejor señuelo del día.
Y digo que la jornada no fue demasiado buena porque pudo ser buena de verdad. Pocos minutos antes de salirnos del agua perdí un gran pez. No lo llegué a ver, pero no me hace falta. El sitio era el idóneo, ya antes lo habíamos tocado concienzudamente sin resultado y decidimos darle de nuevo otra oportunidad antes de salir del agua. Y ahí estaba esperando el bass, pero, por mala suerte o váyase usted a saber, no lo pude clavar bien. El carrete, en ese momento crucial de la clavada, me falló. El freno no estaba todo lo apretado que debería y la clavada fue fallida al soltar hilo en ese momento. Lo tuve unos escasos cuatro segundos clavados. Tendré que volver a por él más pronto que tarde. Os dejo algunas fotos de ese día y otra de la jornada anterior.