En estas fechas no sólo hay que acertar una vez ya en el
agua, con señuelos y ubicación de los peces. Hay que acertar también la noche
antes, en ese momento en el que decides dónde ir. Ahora puede suponer la
diferencia entre echar un día de campo, o una magnífica jornada de pesca.
Ayer lo mismo acertamos, o no, quizás en otro sitio habría
sido aún mejor. Pero nos divertimos a pesar de que los picos de actividad
fueron muy marcados.
Además, me sorprendió ver cómo los peces se posicionaban en
zonas más propias de otras fechas. No se encontraban posicionados merodeando
zonas propias de freza. Por el contrario, sí que se encontraban ubicados en
sitios mucho más idóneos para emboscar a sus presas, y ahí los engañamos, casi todos por pura reacción, embocando nuestros señuelos nada más caer al agua.
También nos acompañó la suerte. Esquivamos la lluvia, y
decidimos salir del agua antes de que la tormenta hiciera acto de presencia. Al menos ya habíamos cumplido.
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