
Seguro que no soy el único que oye de parte de algún
familiar o amigo que sabe de mi pasión aquello de “vaya sol, qué buen día de
pesca tienes hoy!”, y no. Para mí un buen día de pesca, entendiendo la pesca
como ir a sacar el mayor número de peces (grandes si puede ser) posible, no es
aquel en el que el sol brilla en todo lo alto, no se atisba ninguna nube
presenciando la escena y, además, el viento no se hace notar.
Esos días son extraordinarios...